Los retos de la revolución digital en fotografía están llevando a los fabricantes de cámaras y software a tomar decisiones que no siempre coinciden con los intereses de los usuarios. Tal vez el caso más grave sea el de los problemas que rodean el formato de imagen RAW, cuya falta de estandarización puede imposibilitar en el futuro el uso de millones de fotografías digitales.
"RAW es un formato de archivo digital de imágenes que, a diferencia del formato más popular, JPG, no emplea métodos de compresión de datos con pérdidas de calidad. Por asociación con la fotografía analógica, también suele conocerse el formato RAW como negativo digital. El formato RAW se usa en aquellos casos en los que interesa archivar una fotografía tal como ha sido captada, sin ningún tipo de manipulación por parte de la cámara, para poder procesarla posteriormente en el ordenador mediante un programa de tratamiento de imágenes”. Más o menos así define la Wikipedia el formato de imágenes RAW, un gran desconocido para la mayoría de la gente y una gran preocupación para los fotógrafos.
El gran inconveniente de los formatos RAW es la falta de estandarización: cada fabricante tiene su propio formato cuyo código mantiene en secreto. Es como si todos los negativos de las cámaras tradicionales se guardaran en una caja fuerte cuya clave sólo conociera el fabricante del carrete. Esto no sólo produce incompatibilidades entre marcas, sino que abre la posibilidad de que el formato no se pueda usar en el futuro. Si dentro de un año Canon decide que la especulación inmobiliaria es más rentable que la fotografía digital y deja de fabricar cámaras, millones de fotografías digitales creadas con su software podrían quedar inutilizadas.
Esta situación ha propiciado un importante movimiento de presión en contra de los formatos RAW cerrados. Hemos hablado con dos de sus más conocidos representantes: Juergen Specht y Dave Coffin. El primero es fundador de OpenRAW.org, un sitio web dedicado a combatir los formatos RAW propietarios. Tras una miríada de empleos diferentes, Specht trabaja actualmente en Tokio como fotógrafo profesional. Por su parte Dave Coffin, un ingeniero de software estadounidense que vive cerca de Boston y habla en esperanto con su mujer, es experto en ingeniería inversa. Coffin, un viejo conocido en el mundo del software libre, es el creador de Dcraw, un asombroso programa informático que permite descodificar las fotos RAW en cualquier ordenador con cualquier sistema operativo y que se ha convertido en un estándar de facto. Prácticamente todas las utilidades hechas en Linux para procesar raws se basan en Dcraw, así como muchos programas en Windows y Mac.
continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario